En la búsqueda de ese algo desconocido pero que nos hace falta, nos hacemos a la mar sin saber bien hacia dónde vamos, pero sabemos que debemos seguir el camino, ponernos en marcha; no importa si ese es el camino correcto; lo descubriremos al andar.
Si en el camino no encontramos lo que buscábamos, quizá nuestra búsqueda no era la correcta, quizá encontremos otras cosas. Sabremos apreciarlas?
O repetiremos el error que vemos a diario, de los que no saben apreciar lo que tienen?
No todo en la vida sucede fácil, no todo sucede rápido, todo toma su tiempo, a veces mucho tiempo, de tal manera que quizás podamos comprender lo que pasó, porqué pasó, pero ya no podamos dar marcha atrás y no podamos corregir aquello que sucedió. Para algunas cosas ya es demasiado tarde.
Pero lo que no es una maldición, es entonces un regalo. Un regalo? Es aquello que no podemos cambiar, un regalo? Porque el camino nos llevó hasta acá, se encargó que todo sucediera para que estuviéramos aquí, porque no habría podido ser de otra manera, porque la vida se encargó de elegirnos para algo diferente. Un camino que sólo nosotros y nadie más ha merecido. El pasado y el presente se entremezclan.
El último día antes de la luna nueva es el día de Saturno. Saturno es en general el planeta menos preferido, porque es el planeta de la abstención, de la renuncia. Él rige el mundo material pero no el espiritual. Él nos inclina inconscientemente a concentrarnos sólo en lo más importante, en lo imprescindible. Es la imagen del anacoreta, quien se ha retirado de la sociedad, sobrevive sólo con lo imprescindible y se dedica a cosas más elevadas. Saturno nos invita a preguntarnos: Quién soy realmente? Si todo desapareciera, que quedaría de mí? A qué estoy atado, que si aquello desaparece, YO TAMBIÉN DESAPAREZCO? La respuesta puede gustarnos o no, puede darnos hasta miedo y terror... pero allí está la Verdad.
Ese momento cuando llegamos a darnos cuenta de que en realidad el Universo no esta contra nosotros sino a favor de nosotros, podemos llegar a entender que nosotros mismos nos hemos construido nuestra realidad, la hemos proyectado, consciente o inconscientemente....
Como seria nuestra realidad entonces, si nos diéramos cuenta y le tomamos el peso a nuestro valor y decidiéramos por fin que nosotros somos merecedores de algo bueno, de algo mejor a lo que tenemos? Y que lo hemos merecido siempre!!!
Ese momento donde nos damos cuenta que hemos aprendido las lecciones que nos tenian deparadas esos malos momentos, a los cuales antes no le encontrabamos sentido...
Bienvenida buena suerte, casualidad, milagro, buena ventura: aquí estoy!
