30 de julio de 2011

Buscando el momento

Muchas ideas rondan por mi cabeza. El caso Maurizius. El exilio. Genealogía. El amor. La muerte. El trabajo y la administración doméstica. Los gatos. Falta tiempo para detenerse.

Un adelanto del próximo post de libros; El caso Maurizius, de Jakob Wassermann: es declarado culpable el único sospechoso del asesinato de una mujer. 18 años después, el hijo del juez se entera del caso, y en un acto de rebeldía juvenil, escapa de su casa, para averiguar por él mismo cuál es la realidad de los hechos, y a la vez, librarse de la opresión del padre. ¿Habrá alguna relación entre el caso, el juez, el hijo y la madre ausente?

Estoy en eso. Este libro tiene otros 2 que lo continúan, y en total son alrededor de 1.500 páginas escudriñando en el espíritu humano. Esta lectura tiene un tinte que recuerda a Proust, por las continuas reflexiones.

Los dejo con Erik Satie, con el fin que encontremos mutuamente un momento para pensar, o por lo menos, relajarse.


25 de julio de 2011

Hasta siempre Amy

Se fue una artista de una gran voz; incluso iba a hacer la última canción de James Bond, pero no fue capaz de cumplir con el compromiso y fue reemplazada por Alicia Keys, debido a sus excesos.


9 de julio de 2011

Descubriendo los libros (2)

Cuidado con Harry - Jack Trevor Story

Entretenida historia que trata de un grupo de vecinos que intenta decidir qué hacer con un cadáver, recién descubierto en el bosque. Fue llevado al cine en 1955, por A. Hitchcock.


El tiempo ingrato - Jan Valtin

Novela ambientada a finales de la II Guerra Mundial, en las ruinas de una ciudad alemana (Nordune), donde falta lo más básico: un techo dónde vivir, qué comer, con qué vestirse. Muy realista, muestra el intento de sobrevivencia del Capitán Martin Helm y Liza Berzins, en unas circunstancias llenas de desesperanza, amargura, pobreza y desconfianza, tratando de retomar la vida a pesar de la Guerra. Excelente.


2 de julio de 2011

Rutina


Los días se suceden con regularidad. Me acuesto con sendos gatos, uno me ronronea en el cuello, y el otro se acuesta bajo las mantas, saboreando mi chaleco. Finalmente, el resto en algún momento de la noche también se sube a la cama y me acompañan hasta despertar. Preparo las cosas, almuerzo y dejo la casa cerrada para irme a trabajar. Al volver, me reciben en la puerta, haciéndome sentir que esperaban mi regreso (y la comida que les doy). Por las noches cocino y ordeno todo, viendo TV antes de dormirme. Y vuelta a empezar.