28 de febrero de 2013

Querido amigo

El llegó, de repente, a destruir mi mundo conocido. Mi pequeño mundo interior, del cual yo estaba excesivamente orgullosa. Me mostró mis limitaciones, lo pequeña que yo era. 
Arrancó de cuajo las plantas de mi jardín interior, derribando muros, abriendo horizontes, mostrándome otras realidades. Plantó nuevas semillas en mi jardín. Me hizo soñar. Me devolvió mi grandeza y mi libertad. Me mostró lo que era valioso. 
Y pude empezar a observar el vasto mundo que me rodeaba. 
Todo lo hizo con delicadeza. Sin necesidad de mirar mis ojos ni tocar mis manos.
Y ahora... ahora se ha ido. Se ha ido. Sólo se ha ido. Lo mismo que nos unió, ahora nos separa. Y yo me he quedado aquí, en mi nuevo jardín, con mis nuevas plantas y con mi nueva tristeza. De momento, no regreses. Tengo muchos sentimientos con los que lidiar ahora. Y el mismo jardín que ayudaste a formar, requiere muchos cuidados.
Querido amigo: sólo me queda respetar tus decisiones. Con el dolor de mi corazón. No entiendo bien, si hice algo mal o no. Quizá ya no importa. Sólo debes saber que siempre fui sincera. Fui yo. Fui yo para ti. Te dí lo mejor que tenía. Adiós, hasta siempre. Nunca te olvidaré.