Con la fuerza de la luna llena
A medida que la luna crece y se llena, nos vamos llenando con la fuerza del Universo que sólo desea nuestro bien, nuestro crecimiento, nuestra ampliación de la conciencia. Podemos llegar a ella buscando esas señales que están a nuestro alrededor, sólo debemos dejar de mirarnos a nosotros mismos, porque no somos el centro del universo, la Verdad esta allá afuera, en todas partes, en espera de ser reconocida. A cada uno lo llamará de distinta manera y lo llevará por un camino diferente, pero que finalmente llegará a la misma meta que todos los caminos conducen.
Porque caminamos juntos a pesar de que no lo vemos. La meta es la misma para todos. Podría decirse, es fácil y a la vez difícil encontrar ese camino. Es fácil, porque el camino está dentro de nosotros. Es cuando nos encontramos con nosotros mismos, es decir sin distracciones, sin obligaciones por cumplir, cuando estamos solos con nosotros mismos y sin miedo exploramos qué es lo que nuestro corazón nos dice. Qué desea nuestro corazón, qué busca, de qué tiene añoranza?
Y es a la vez difícil, porque no se tiene comúnmente el valor de encontrarse consigo mismo y de descubrirse, quién sabe qué misteriosas formas, demonios, recuerdos o cosas desconocidas encontraremos, que tememos enfrentar.
Es cierto, a veces se enfrenta demonios interiores, cosas que no son agradables, pero a final de cuentas se puede entender que por algún motivo estaban ahí, necesitaban ser trabajados, aceptados, quizá no puedan ser todos comprendidos, pero eso no evita que sigan allí, y hay que tomarlos como vienen...
Pero la vida esta hecha de dualidades que no son polaridades sino que complementos, sin muerte no habría vida, sin tristeza no habría alegría, sin oscuridad no habría luz...
Y así somos también nosotros.
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