Uno de los libros que mas me han gustado e influenciado es „ El código de sanación de la naturaleza“ (Der Heilungscode der Natur) de Clemens G. Arvay. El autor era biólogo y explica en forma detallada como los seres humanos estamos vinculados con la naturaleza, de tal forma que al alejarnos de ella, somos mas propensos a enfermarnos porque nos falta esa interacción natural y sanadora con ella. Eso significa, que la „moda“ de ir a pasar un tiempo al bosque (llamado „Waldbaden“, literal „baño de bosque“) no es tal como la presentan: no es que la naturaleza „nos sane“, es mas bien que nuestro alejamiento es el que nos enferma. El estar cerca de la naturaleza, de los arboles, de la tierra, de cursos de agua en movimiento nos proporciona elementos indispensables que interaccionan con nuestro organismo y regulan nuestro sistema inmunitario.
Otro libro que nos presenta una nueva mirada de la naturaleza es „Magia de las plantas“ (Magie der Pflanzen) de Jacques Brosse. El autor explica la evolución de los seres vivientes y muestra que las actuales plantas y arboles fueron seres que decidieron „quedarse en un lugar fijo“ para obtener sus nutrientes y que los animales se desarrollaron a partir de la misma rama pero ellos decidieron“moverse“ para buscar su sustento y se desarrollaron como seres móviles. Esta mirada da una perspectiva y entendimiento completamente distinto de lo que nosotros conocemos como „reino vegetal“.
El autor Wolf-Dieter Storl con su libro „Devas de las plantas“ (Pflanzendevas), botánico de profesión, va aun mas allá y muestra su investigación, conocimiento y experiencia con „los espíritus de las plantas“: en muchas religiones hubo arboles e hierbas sagradas, las cuales en su mayoría tienen propiedades terapéuticas. Y en cada árbol, cada planta, existe un „ser“, un aliento de vida, característico para cada una, de los cuales nosotros como „seres civilizados“ nos hemos alejado, inmersos en nuestra sociedad tecnológica y asfaltada…
Sin embargo, aunque nos hemos alejado de nuestro origen natural, el camino de vuelta sigue allí, es más, existen diversos caminos para recuperar esa unión ancestral con nuestra querida Tierra: uno de ellos es la mirada que presenta el autor Christian Bourit en su libro „Tu vida es un juego cuántico“, donde él explica como todos nosotros estamos conectados a través de una „red“ y que cada cosa que hacemos o no hacemos tendrá repercusiones en esa red.
En consecuencia las antiguas religiones no estaban tan equivocadas al estar conectadas con los ciclos de la naturaleza, los bosques, los arboles, las plantas y los animales. El ser humano olvidó que una de sus tareas principales era la de cuidar el planeta y su diversidad, siendo consciente que somos una especie de „arca planetaria“ con una inmensa variedad de seres vivientes. Este cuidado es una sinergia, que beneficia a ambas partes.
Es mi deseo que, mas temprano que tarde, los seres humanos tomen conciencia de la labor que deben llevar a cabo: no se trata de salvar „algo allá afuera“ sino que se trata de „salvarnos a nosotros mismos“ porque lo captemos o no, estamos inexorablemente unidos al planeta, nosotros también formamos parte de ese ecosistema, y cualquier avance en ese sentido, será también en nuestro propio beneficio.
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