Lo que no es una maldición,
es un regalo
Aquello que no te abandona el pensamiento, que te sigue adonde vayas, aquello a lo cual haces responsable de todas las desgracias de tu vida, todas esas malas decisiones que provienen de una única raíz, que te han llevado al momento presente, muy diferente de aquel que soñaste o anhelaste, aquello de lo cual reniegas, aquello que te hubiera gustado que hubiese sido diferente, aquello que perjudicó toda tu vida, en fin, aquello que consideras una maldición: se convierte en un regalo si lo tomas por el lado de que ese camino te llevó a donde estás y no a otra parte, y que en el lugar que estás, es adonde debes estar y adonde tienes las herramientas necesarias para tomar las riendas de tu destino y llevarlo por donde tu quieras que vaya, y te das cuenta, que si hubiera sido de otra forma, no tendrías acceso a esas herramientas que ahora te son imprescindibles para emprender ese camino.
Fue duro, las heridas se llevan dentro, pero caramba, tienes las herramientas para trabajarlo. No desdeñes tu regalo.
Cuando hay algo de lo cual no te puedes enorgullecer, algo que de alguna manera te arrastra para abajo, como un lastre que arrastras, pero que en algún momento de tu vida elegiste conscientemente, pensando que era correcto y justo para ti y ya no se siente así, algo que te recuerda tu debilidad... Sin embargo eso mismo es también a veces una ventana a otras realidades, un sueño convertido en realidad, aunque sea por un corto momento, un algo que te trae alegría y satisfacción... quizás hasta sea una de las mejores cosas de tu vida en estos momentos, una luz de algo más grande que se desliza en tu oscuridad... un regalo.
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