Cual si fuera transportada, sintió un clima árido, sofocante, aplastante, y completo el trabajo ultra secreto, con sus avanzados conocimientos de informática. No eran esas sus únicas habilidades…
Se levantó -recorriéndole un sudor frio- a entregar el informe al Jefe Máximo.
Ya en su casa, a la tenue luz de unas velas, siguió escuchando. Pero sus sentimientos encontrados le provocaban angustia… Tenia la seguridad de un "empleo", su departamento, su relativa independencia… a menos que comenzara una nueva "misión".
Pensaba en lo que le habían dicho: "Es mejor que mueran unos pocos, y no que mueran muchos". ¡Pero todos ellos eran gente inocente, gente normal!... con la mala suerte de estar en el lugar equivocado.
Y la frialdad de su compañero, su parquedad, la habían vuelto de cierta manera más insensible y dura frente a el, anteponiendo su coraza a su intenso amor.
A veces no le desagradaba su labor, hacía cosas importantes, como recuperar información filtrada o proteger a un líder; pero también había sido torturada hasta la inconsciencia… Podía recordar aquella vez… "Las ratas… cómo aborrezco las ratas…"
Cómo hubiera querido no estar atrapada de por vida en ese lugar, poder formar una familia y ser una persona común y corriente…
¿Qué haría si tuviera otra vida? ¿Otro físico, otra mente, otras habilidades? Con el mismo corazón, pero ahora, con una oportunidad… Ya casi había perdido la capacidad de soñar…
Se dio cuenta que hacia muchos minutos que estaba sentada frente al computador. Allí siguió la música, y ella volvió a ser la misma de siempre, la de los sueños frustrados.
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